Cinco y cinco de la mañana, sensibilidad a flor de piel, re lindo, ¿no?
Es ese momento en el que te das cuenta que no hay nada más importante que tener cerca a las personas que uno quiere, sin importar si sean viejos, jóvenes, estén enfermos o sanos.
Disfrutar al máximo es la clave y una vez que lo sabes, desaprovecharlo equivale a ser idiota.
Aunque no queramos la vida está llena de sorpresas y no podemos tener el control sobre absolutamente nada, sea quien sea que escribe el destino suele ser medio hijo de puta y no hay que dejarse derribar por esa "fuerza".
Me salió pensar, y ahora me voy a dormir, hasta el post que viene! ☺
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